La comunicación humana ha sido objeto de estudio permanente ya que es la herramienta que nos ayuda a intercambiar información y generar vínculos. Su funcionamiento intrincando, complejo y automático hace que en algunas ocasiones se pueda convertir en una herramienta para mejorar o empeorar nuestras relaciones y, principalmente, la relación con la pareja. En este artículo te desvelo algunas prescripciones que ofrecemos en consulta a las parejas con problemas de comunicación para que puedas ponerlas en marcha desde casa.
¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?
Primero de todo, quiero explicarte cómo funciona la comunicación para que luego sea más sencillo poder entender los problemas de comunicación y sus soluciones. No es mi intención profundizar en la teoría de la comunicación pero si tener en cuenta algunos aspectos básicos. Si deseas profundizar más, te recomiendo el libro Teoría de la Comunicación Humana de Paul Watzlawick.
¿En qué consiste la comunicación?
De forma muy resumida y simplificada, la comunicación humana consiste en una transmisión de información que realiza un emisor hacía un receptor a través de un canal por el cual se envía un mensaje con un determinado código lingüístico.
Los efectos que genera esta comunicación (voluntaria o involuntaria) van desde transmitir una información hasta transmitir emociones o influir en el pensamiento y comportamiento.
Las reglas de la comunicación
Existen cinco reglas o axiomas de la comunicación a tener en cuenta. Te lo explico de forma breve:
- No es posible no comunicar. La comunicación es inevitable y se produce aunque el emisor no haga ni diga nada.
- La comunicación implica dos niveles. El contenido de lo que decimos y la relación que existe entre emisor y receptor. Dependiendo del tipo de relación el contenido adquiere uno u otro significado.
- Se produce en ambas direcciones de forma simultánea. Aunque en términos teóricos esté hablando de emisor y receptor, todo acto comunicativo hace que se den ambos papeles a la vez.
- Siempre está implicado el qué se dice y el cómo se dice. El qué hace referencia a las palabras utilizadas, el cómo hace referencia a otras características como son el tono, los gestos…
- Puede haber simetría o complementariedad. La comunicación simétrica es aquella en la que ambas personas cumplen un mismo rol o asumen una misma postura. En la comunicación complementaria ambas personas asumen un rol distinto los cuales el uno sin el otro no pueden existir.
Comunicación verbal y no verbal
Como podrás observar, diferenciar la comunicación verbal de la no verbal haría referencia al qué y el cómo del que hablaba en el punto anterior. Es muy importante conocer un hecho que sucede en casi todas las ocasiones: cuando el mensaje verbal no coincide con el mensaje no verbal, los humanos nos solemos decantar por confiar en la información percibida por el mensaje no verbal.
Un ejemplo claro es el sarcasmo o la ironía. Si una persona nos dice “¡qué idea tan buena has tenido!” con una sonrisa y cara de asombro; ambos mensajes, verbal y no verbal, coinciden y entenderemos que hemos tenido una gran ocurrencia. En cambio, si nos dice lo mismo, poniendo cara de desaprobación y subiendo la mirada al cielo, nos fiaremos más del mensaje no verbal y entenderemos que nuestro planteamiento le ha parecido absurdo e inadecuado.
Otro ejemplo es cuando podemos observar que una persona nos miente debido a sus gestos o expresiones. De hecho, los humanos estamos preparados (algunos en mayor medida que otros) para detectar estas incoherencias en los mensajes y, por lo tanto, detectar la mentira o el engaño.
PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN EN PAREJA
Las dificultades y problemas de comunicación en pareja pueden ser muy diversos pero la mayoría puede clasificarse en función de dos factores: la cantidad y la calidad. En las próximas líneas te los explico y usaré algunas situaciones para ejemplificarlos.
Falta de comunicación en pareja
Esta situación se produce cuando se debería intervenir comunicando algo pero se evita comunicar. Estos son los motivos que nos lleven a no comunicarnos: falta de habilidades comunicativas, estilo pasivo para resolver conflictos o creencias.
El primer caso se refiere a cuando la persona no posee las habilidades comunicativas que le puedan permitir expresar lo que le gustaría decir. Por ejemplo, no ser capaz de poner palabras a las emociones que siente porque no dispone del vocabulario preciso o verse incapaz de hablar de ciertos temas por sensación de inseguridad.
El segundo caso se refiere a personas que ante los conflictos tienen tendencia a ceder ante las exigencias o preferencias de los demás. En un primer momento, permanecer callado/a y ceder puede parecer que evitamos un conflicto pero, al no transmitir asertivamente nuestras preferencias, termina produciendo una insatisfacción que nos puede llevar a un conflicto mayor.
El tercer caso hace referencia a todas aquellas creencias que puede tener la persona que le impidan hablar sobre algo. Un tema tabú, la creencia de que hay temas que si se hablan empeoran la situación o creencias de índole religiosa o supersticiosa.
Cuando se habla de más
En otras ocasiones sucede que las personas intervenimos comunicativamente en momentos donde empeoramos la situación. Los dos más habituales en consulta son:
- La creencia de que en pareja hay que contárselo todo. Las parejas, seamos honestos, también se ocultan algunas informaciones con el objetivo de no hacerse daño. Escoger adecuadamente que decidimos no comunicar a nuestra pareja es también crucial.
- Solucionar los problemas hablando continuamente de ellos. Cuando después de haber hablado o compartido un problema, este no ha mejorado o solucionado, es probable que haya que recurrir a buscar otras soluciones que no pasen por la comunicación.
Mi pareja me habla mal
Hay muchas maneras de intervenir inadecuadamente pero aquí te dejo una lista con los ejemplos más comunes en consulta:
- Aconsejar de forma condescendiente. Cuando damos (o nuestra pareja nos da) una indicación o consejo que lleva implícito la desvalorización o la desconfianza en nuestras capacidades.
- Distraer o bromear ante situaciones importantes. Esto produce en la otra persona una sensación de sentirse incomprendida o aislada.
- Controlar dando órdenes. No siempre es un problema dar una orden pero si nosotros o nuestra pareja se empeña en ejercer un excesivo control a través de las órdenes verbales, puede producir sensación de malestar y conflictos. Muchas veces es mejor sugerir o esperar a ver si nuestra pareja lo hace por sí misma.
- Criticar o ridiculizar aquello que no nos gusta de nuestra pareja. Si hay algo que no te gusta de tu pareja puedes comunicarlo de forma respetuosa o también puedes aceptar que es así y no lo vas a cambiar. Criticar o ridiculizar sus “defectos” es una forma poco funcional de expresar tu frustración que solo generará un mayor conflicto.
- Interrogar excesivamente por desconfianza. Ante algunas sospechas de mentiras o engaños puede que las parejas tiendan a preguntar al otro para esclarecer los hechos o sus dudas. Si estas preguntas pasan a ser un interrogatorio policial para averiguar “la verdad” generarás una mayor desconfianza en tu pareja y habrá menos oportunidades de que te cuente lo que quieres saber.
- Agresividad verbal como forma de expresar nuestro enfado. Hay que encontrar otras formas de canalizar la rabia para dejarla salir por un lugar donde no haga daño a nadie.
CÓMO DEJAR DE DISCUTIR CON MI PAREJA
Te dejo algunas cosas que puedes hacer para discutir menos con tu pareja. Y cuando hablo de discutir no me refiero a una sana discusión o debate donde se resuelven diferencias o dificultades sino a aquellas discusiones donde normalmente lo único que se consigue es empeorar la situación y el bienestar de la pareja. Es decir, termina generando un conflicto que no se resuelve.
Cómo discutir menos con tu pareja
Que la rabia no hable por ti. Hay que saber identificar en qué momento tú o tu pareja estáis hablando desde una rabia o ira que hace que sea difícil controlar lo que decís. Una vez se ha conseguido esto, solo nos queda sacar la rabia de un modo que no haga daño a nadie y nos permita retomar la conversación (en otro momento o día) con más calma. Una buena idea es escribir una carta a mano a tu pareja (que nunca vas a entregar) expresando todo tu enfado. Una vez terminada la carta destrúyela y prepárate para volver a sacar el tema con más tranquilidad.
Haz más preguntas y menos acusaciones/afirmaciones. Puede parecer extraño pero cuando nos obligamos a continuar la discusión a través de preguntas inevitablemente nos ponemos en un lugar que confronta mucho menos a nuestra pareja.
“Corrígeme si me equivoco”. Algo que puede ayudar al entendimiento y bajar la discusión a unos niveles resolutivos es utilizar esta frase para seguidamente hacer un breve resumen de lo que hemos entendido que nos quiere decir nuestra pareja. Hacer esto cada cierto tiempo dentro de una discusión nos ayudará a ver si estamos entendiendo lo que nos quiere transmitir nuestra pareja a la vez que mostramos interés por su punto de vista y evitamos una escalada de la agresividad en la discusión. La amabilidad usada como arma. Puedes leer sobre ello en el post Cómo resolver conflictos familiares.
Cómo terminar una discusión de pareja
Una discusión de pareja no termina hasta que realmente se ha resuelto el conflicto. Estas dos propuestas que vienen a continuación son una forma de aplazar las discusiones.
Reservar un espacio/tiempo para las discusiones. Acordar con tu pareja un espacio y/o un horario para las discusiones puede funcionar muy bien para parar una discusión y aplazarla al lugar o momento acordado. Cuando ambas personas en la pareja colaboran, este acuerdo es muy funcional ya que le quita el aspecto espontáneo que tienen las discusiones. Cuando aparece el motivo de discusión hay que esperar a llevarla a cabo hasta el momento y lugar acordado.
Escuchar sin apenas decir nada. En algunas ocasiones tu pareja puede estar enfada desahogándose. Obviamente, no debes aguantar lo que no quieres pero si crees que puedes soportarlo puedes dejar que siga hablando y hablando prestando atención pero sin decir nada al respecto. Tarde o pronto, tu pareja parará. Para terminar, le dices que no sabes que decir en ese momento pero que le darás una respuesta más tarde.
CÓMO RESOLVER DISCUSIONES DE PAREJA
Resolver definitivamente una discusión de pareja a veces no es tarea fácil. Cuando es un tema delicado que afecta seriamente a la pareja o que es doloroso puede que buscar una solución se convierta en un laberinto intrincado del cual sea difícil salir.
A continuación te explico una técnica de comunicación que puede acercarte a resolver discusiones de forma efectiva: el mensaje yo. Puedes ponerlo en práctica las veces que creas necesarias. Si después de intentarlo varias veces, la discusión sigue sin cerrar, entonces es posible que podáis necesitar la ayuda de un profesional que pueda mediar en la situación o realizar terapia de pareja. Si quieres más información o necesitáis ayuda como pareja puedes contactar conmigo a través del enlace psicólogo en Mallorca. Aunque la comunicación es importante, a veces, debajo subyacen otros problemas que hay que resolver.
Técnica de comunicación asertiva.
EL MENSAJE YO.
Esta técnica o forma de comunicar la podemos utilizar cuando queramos expresar algo que queremos pedir a nuestra pareja. Normalmente, algo que queremos que cambie para poder solucionar algún conflicto sin resolver. El mensaje consta de cuatro partes que deben seguir este orden:
- Apertura a la escucha. Lo más importante es que primero captemos la atención de nuestra pareja y una buena forma de hacerlo es diciéndole algo que nos gusta o agradeciéndole algo en concreto. Puede tener que ver con el hecho del que luego hablaremos o no. Al decir algo que nos gusta o agradecemos predisponemos a la otra persona a escuchar con mayor facilidad.
- Comunicar la emoción. Aquí, expresaremos como nos sentimos de la forma más breve posible. Una o dos palabras que definan la emoción son más que suficiente.
- Comunicar que hecho produce la emoción. Seguida a la emoción hay que expresar la situación o circunstancia que la produce. Hay que hacerlo de la forma más objetiva posible evitando juicios o valoraciones personales. En vez de decir que el hecho es “cuando eres despistado” lo trasladaremos a “cuando te olvidas las llaves de casa”.
- Propuesta. Para terminar hacemos la propuesta que creemos que puede solucionar el conflicto o dificultad. No hay que esperar que la cumpla pero al menos le habrás dado una oportunidad de saber lo que necesitas. Y si no tienes una propuesta puedes pedir que busquéis una solución o cambio juntos.
Ejemplo para una persona que es corregida en público de forma constante por su pareja:
“Álex, valoro mucho que me digas abiertamente las cosas que no te gustan de mí y lo que puedo mejorar. Yo, me siento avergonzado cuando tratas de corregirme delante de otras personas conocidas o desconocidas. Te propongo que cuando se te ocurra algo que puedo mejorar esperes un tiempo para valorar si realmente lo consideras necesario y que lo hagas en privado.”
Ejemplo para una mujer que cada vez que quiere hablar de algún tema importante su marido tiende a bromear sobre ello:
“Jaime, me gusta mucho que trates de hacerme reír para que me sienta mejor. Yo, me siento frustrada y ninguneada cuando te cuento algo importante para mí y tú bromeas sobre ello quitándole importancia al asunto. Te pido que en esos momentos simplemente me escuches ya que eso me ayudará mucho más a sentirme comprendida”
