Las relaciones familiares no siempre son fáciles y pueden surgir conflictos entre varios miembros de la familia que parecen imposibles de resolver. En este post te explico algunas pautas que puedes aplicar para evitar conflictos familiares durante las reuniones y algunas recomendaciones para solucionar problemas familiares que se han quedado enquistados y no se resuelven.
PROBLEMAS FAMILIARES
En todas las relaciones existen de forma natural diferencias entre las personas que en mayor o menor medida se deben resolver o acordar como se abordarán para evitar tener problemas. En los núcleos familiares normalmente las relaciones son más estrechas o suponen un mayor compromiso y con ello aumenta la posibilidad de que surjan fácilmente desencuentros.
Es importante aclarar que cuando hablo de familia no solo me refiero a la familia natural sino también a la familia política y a cualquier persona que hayas escogido a lo largo de tu vida para que entre a formar parte de tu vida de una forma estrecha. Por ello, las personas convivientes siempre son los miembros con los que existe un mayor contacto por su carácter de relación diaria y, por lo tanto, donde se pueden lograr más acuerdos pero también pueden surgir muchas desavenencias.
EJEMPLOS DE CONFLICTOS FAMILIARES
Cada conflicto familiar es diferente uno de otro. A continuación expongo algunos tipos que son frecuentes encontrar en consulta teniendo en cuenta diferentes factores que facilitan que se den estos problemas.
Ataques e injusticias. Es muy habitual que en los conflictos entre en juego este factor: sentir que te atacan o que se está cometiendo una injusticia contigo o con otra persona. Los ataques pueden ser intencionados con el objetivo de ganar alguna ventaja o beneficio, proteger o defender algún interés o simplemente se pueden dar desde el desconocimiento de quien lo realiza. Lo más importante, como veremos más adelante, es la percepción que tiene la persona que se siente atacada.
Habilidades comunicativas insuficientes. ¿Has visto o vivido en alguna ocasión discusiones recurrentes entre varios miembros de una familia? Parece que cualquiera que sea el tema que se trate casi siempre termina en una pelea. Son muchos los casos donde las relaciones están desgastadas debido a que ambas partes no saben comunicar sus diferencias entrando en una escalada de agresividad donde uno ataca al otro con más intensidad para defenderse.
Disputas en la repartición de tareas y cuidados. Este tipo de conflictos se da sobre todo en personas convivientes cuando de forma implícita o explícita se reparten los deberes de cada uno de los miembros. Cada miembro se responsabiliza de unas tareas determinadas y esto se complica aún más cuando en la familia existe alguna persona dependiente que necesita atención y cuidados específicos. Por norma general, el peso de estas tareas y cuidados han recaído sobre las mujeres en el pasado y, actualmente, muchas perciben esa desigualdad de carga de trabajo del hogar generando una sensación de injusticia que se tiene que resolver.
Desacuerdos en la repartición de privilegios, bienes o herencias. Este tipo es igual que el anterior solo que en este caso el foco está puesto en cómo se reparten los privilegios. Un ejemplo muy habitual son las disputas en las familias en el caso de repartición de herencias que pueden llegar a terminar en procesos judiciales y en el cambio o extinción de relaciones familiares.
Diferencias en creencias, valores y costumbres. Este problema se suele dar cuando en el núcleo familiar existen personas de diferentes religiones, culturas o generaciones. Hoy en día, lo más habitual es encontrar muchas diferencias intergeneracionales que son fuente de conflicto sobre todo entre madres/padres y sus hijos e hijas. En estos casos, si ambas partes consiguen adaptarse desde la empatía lograrán enriquecerse y aumentar su amplitud de miras.
Violencia psicológica o física. Todos los casos anteriores se pueden ver agravados si los miembros que forma parte del conflicto empiezan a aumentar su agresividad hasta llegar al maltrato psicológico o físico. Cuando se llega a esta situación no solo tiene implicaciones legales para el que ejerce la violencia sino también graves secuelas tanto para las víctimas como el agresor. La violencia se convierte en el recurso de la persona incapaz de buscar una alternativa mejor a la solución de sus conflictos con los demás.
COMO EVITAR CONFLICTOS FAMILIARES
A continuación comparto contigo una serie de estrategias que puedes tener en cuenta para evitar que aparezcan conflictos familiares o que se agraven si ya existen. Lo separaremos en tres aspectos donde puedes intervenir y que los psicólogos tenemos en cuenta cuando analizamos los problemas en consulta: la percepción, la emoción y la conducta.
Estrategias desde la PERCEPCIÓN del conflicto
Qué percibimos y cómo lo interpretamos es determinante a la hora de evitar empeorar la situación. Por ello, ten en cuenta los siguientes tres aspectos para poder establecer una buena estrategia para afrontar los conflictos.
Si lo percibes, existe y debes hacer algo al respecto. No es raro que en ocasiones solo sea una de las partes las que percibe el problema mientras que la otra lo ignora totalmente. Si lo percibes, el conflicto existe aunque sea solo para ti. Por ello, es necesario no dejarlo pasar y buscar una forma de comunicarlo serenamente para que no se compliquen las cosas o, en caso de no querer decir nada, encontrar una forma de sentir que se ha resuelto.
Si piensas que los demás tienen algo en tu contra, acabarán teniéndolo. Este es un claro ejemplo de lo que llamamos Profecía Autocumplida. Imagina que piensas que una persona tiene algo contra ti. No sabes muy bien qué es pero has visto un comportamiento que te hace dudar y empiezas a pensar que no eres de su agrado. ¿Cómo crees que te comportarás con esa persona a partir de ese momento? Seguramente evitarás mostrar la misma amabilidad que con el resto de personas. La otra persona, al percibir esto de ti, empezará a pensar que no eres una persona amable, que eres muy cerrado/a y te comportas de forma extraña provocando en ella que no seas de su agrado. Así, sin darte cuenta, has hecho realidad lo que pensabas. Ante estas situaciones puedes plantearte si tienes información realmente objetiva que confirme tus pensamientos o no, y en caso afirmativo entonces puedes recurrir a la Amabilidad usada como arma que aparece más adelante.
¿Es maldad o incapacidad? Ante un desacuerdo con otra persona tendemos a reprochar lo que nos ha hecho pensando que es por egoísmo, por querer hacer daño, por querer aprovecharse de nosotros… Por maldad. Es importante plantearse la posibilidad de que su comportamiento sea más bien debido a que no es capaz de hacerlo de otra forma, a que se siente insegura, que está pasando por un mal momento… Por incapacidad. Pensar que la otra persona te hace las cosas por maldad te posiciona ante un enemigo peligroso contra el que debes reaccionar poderosamente. Pensar que lo que ha hecho es por incapacidad te posiciona por encima de esa persona haciéndote sentir incluso pena por ella. En este último caso no solo no responderás de forma agresiva al conflicto empeorando la situación sino que, sentirás más bien lástima o incluso te pondrás en posición de ayudarle a mejorar porque sientes que lo necesita.
Estrategias desde la EMOCIÓN que nos genera el conflicto
La gestión de las emociones es importante para que jueguen a tu favor en muchas situaciones en tu vida. Es importante tener en cuenta la rabia/ira en los conflictos familiares.
Abandona la discusión si detectas que tú o tu familiar estáis enfadados. Sencillo decirlo pero difícil de hacer pues la rabia no nos deja razonar con serenidad. Detectar cuando empieza a aparecer es una buena forma de retirarse de la situación antes de que la rabia escale más alto por ambas partes y no os permita razonar adecuadamente. Desde la rabia es difícil poder solucionar un conflicto a no ser que una de las partes se imponga desde la agresividad y, aun así, la solución no dura mucho tiempo pues solo se puede mantener desde la amenaza y la violencia continuada.
Gestionar la rabia. Si es un conflicto que lleva mucho tiempo sucediendo y se ha ido acumulando rabia es muy probable que cada vez que lo intentéis gestionar acabéis discutiendo y enfadados a la mínima. Para poder permitirte acudir a un encuentro donde hay una persona con la que has tenido el conflicto o directamente vais a intentar resolverlo, es importante acudir con la rabia en “mínimos”. Para conseguirlo, debes encontrar una vía de salida a toda la rabia acumulada y lo puedes hacer con las Cartas a la Rabia. Cada día dedicar al menos 20 minutos a escribir a mano todo aquello que te hace enfadar tanto. Plásmalo por escrito en una hoja, descarga todo lo que puedas y, cuando hayas terminado, no vuelvas a leerlo. Si haces esto durante muchos días seguidos, la rabia irá disminuyendo y serás más capaz de controlarte en el próximo encuentro.
Estrategias desde la CONDUCTA ante el conflicto
Ahora que ya sabes que puedes modificar tu percepción del conflicto y gestionar la ira, te será más fácil poder llevar a cabo estas dos estrategias orientadas a mostrar un comportamiento concreto.
Ignora aquellos comportamientos que no sean de tu agrado. Si consideras que no es adecuado dirigirse a ti a través de los gritos, amenazas o insultos, simplemente ignóralos. Cuando prestas atención a estas conductas estás dando el mensaje de que estos comportamientos les funcionan para captar tu interés. Entonces, si aparece un grito, un insulto o cualquier conducta que consideras inadecuada, debes interrumpir ese momento ya sea marchándote o ignorando y diciendo a la otra persona que cuando se calme retomaréis la conversación. Si lo haces de forma sistemática, los demás aprenderán de ti qué es lo que funciona y lo que no para hablar contigo. Ahora solo tienes que escoger bien aquellas conductas que si aceptas y cuáles vas a rechazar desde la ignorancia y no prestar ninguna atención.
La amabilidad usada como arma. No hay mejor forma de desmontar a tu enemigo que mostrándole que sus ataques no tienen ningún efecto en ti sino que, además, te ayudan a estar mejor. Así, no permites que se continúe con una escalada de agresividad y la persona que está enfadada queda fuera de juego rápidamente. En el caso de que el conflicto solo lo percibas tú, mostrarás ese lado amable que evitará que tu conducta genere un problema que la otra persona no percibe. Ante lo que consideres una ofensa o un ataque con intención de hacerte daño puedes responder dando las gracias por preocuparse por ti e incluso pidiendo una pequeña ayuda.
Ejemplos de cómo desmontar al enemigo desde la amabilidad.
Si un familiar en una reunión hace referencia a tu sobrepeso para intentar ofenderte puedes responder así:
“¡Vaya! Veo que tú también te has dado cuenta. Gracias por preocuparte por mí. ¿Crees que me podrías ayudar a encontrar una forma de solucionar este problema? Te lo agradecería mucho. “
Si la otra persona no para de quejarse y desahogarse de lo mal que haces las cosas:
“Sé que necesitas desahogarte conmigo porque soy una persona muy importante para ti. Por favor, sácalo todo”.
Otro ejemplo bastante común es cuando la persona intenta burlarse de ti por algo que has hecho. Hazle saber que a ti también te parece muy gracioso y le das las gracias por haberse fijado en ese detalle que tanto te divierte.
Podría poner muchos más ejemplos pero la mejor forma de descubrirlos es intentar buscar estas respuestas amables en cada situación e intentar que el lenguaje no verbal acompañe el mensaje de la mejor forma posible para que nadie lo interprete como un sarcasmo.
COMO SOLUCIONAR PROBLEMAS FAMILIARES
Con todo lo mencionado anteriormente podrás evitar conflictos o que los existentes empeoren. Incluso, podría suceder que te ayude a poder resolver los conflictos una vez alcanzada una forma de comunicarse calmada desde el respeto y el interés por solucionar las diferencias existentes. Pero en otras ocasiones no es suficiente y es necesario utilizar otras dos estrategias que implican de un profesional para poder poner solución a los problemas familiares.
Buscar un terapeuta familiar. Encontrar un psicólogo con formación para poder abordar problemas en las dinámicas familiares puede ayudarte mucho. Es muy importante que el psicólogo tenga formación en modelos de terapia sistémica como la Terapia Breve Estratégica. Los modelos sistémicos tiene en cuenta el problema analizando la forma en que se interrelacionan todas las personas que participan en el conflicto y proponiendo cambios en algunos miembros que afectan a todos los demás y provocan una cascada de cambios orientada a la solución.
Buscar un mediador. Un mediador trabajará en la resolución práctica del conflicto exponiendo a todos los participantes a una negociación para obtener el resultado que beneficie más a todas las personas en función de sus intereses. No todos los mediadores son terapeutas ni todos los terapeutas tienen formación en mediación. Por ello, me interesé en formarme en este aspecto para poder tener otra herramienta más que complementase mi trabajo cuando hago terapia de familia para que así se puedan abordar a la vez y con el mismo profesional tanto los aspectos prácticos como los emocionales y conductuales que existen en un conflicto familiar.
Si crees que necesitáis ayuda psicológica profesional podéis contactar conmigo para profundizar en vuestro problema y daros una solución duradera y eficaz para vuestro bienestar familiar.